Mujer de 70 años que presenta, unas doce horas antes del óbito, historia de malestar general que se acompaña de sudoración fría, dolor torácico, inquietud y vómitos. Después de un corto periodo de espera y al comprobarse que la sintomatología no mejora fue trasladada al Hospital, donde tras una serie de exploraciones y después de dos-tres horas le indican que puede regresar a su domicilio. La paciente, según la versión de la familia, abandona el Hospital en un taxi por no disponerse de ambulancia para el traslado. Durante el traslado y en su domicilio, el dolor torácico y el mal estado general persisten y se incrementa lo cual induce a la familia a avisar al servicio de urgencias, cuyo personal decide el traslado nuevamente al Hospital donde fallece poco tiempo después. Uno de los familiares presenta denuncia al Juzgado por mala praxis mostrando un parte de asistencia hospitalaria en donde se lee “paciente afecta de un dolor torácico inespecífico”. Se procedió a la realización de una Autopsia Médico-Legal a fin de esclarecer el diagnóstico de la causa de la muerte.
En la autopsia se hallaron cianosis facial y señales de punturas yatrógenas en ambos antebrazos. En el tórax se observó una discreta contusión de la cara interna del peto costal que fueron atribuidas a maniobras de resucitación. El examen de las vísceras torácicas demostró un hemopericardio a tensión. La apertura del saco pericárdico permitió la extracción de un gran coágulo sanguíneo que no fue pesado. En el corazón se observó una rotura de la pared anterior ventricular izquierda, cerca de la punta cardiaca. El resto de los hallazgos necrópsicos no presentaba interés respecto a la causa de la muerte. El corazón, de 387 g, presentaba un ventrículo derecho adiposo de 0,6 cm de espesor máximo, y una hipertrofia concéntrica ventricular izquierda de tipo hipertensivo, de unos 2,2 cm. En la cara anterior ventricular izquierda, a la altura del ápex cardiaco, presentaba una rotura lineal, perforante, de unos 4 cm de longitud, que se acompañaba de infiltración hemorrágica irregular de los bordes. La rotura se encontraba localizada en el trayecto final de la arteria coronaria descendente anterior. La inserción de una sonda permitió comprobar la existencia de una perforación que comunicaba la cavidad ventricular izquierda con el saco pericárdico, justificativa del hemopericardio. En la cara posterior de la aurícula derecha se localizó una hemorragia, que medía 1,5 cm de diámetro, atribuida a maniobras de resucitación. El estudio microscópico demostró la existencia de una trombosis coronaria oclusiva de la arteria coronaria descendente anterior, la cual presentaba una estenosis ateromatosa de grado marcado (más de un 75% del calibre luminal), con pequeñas hemorragias intraplacas de ateroma. En el endocardio ventricular izquierdo correspondiente a los bordes de la rotura, existían trombos murales y áreas de necrosis miocárdica subendocárdica, acompañadas de reacción inflamatoria aguda, mediada por leucocitos polimorfonucleares, indicativas de un infarto agudo de miocardio de varias horas de evolución.
1.- Aspecto macroscópico de la zona de rotura ventricular transmural, origen del hemopericardio mortal.
2.-Detalle que demuestra las características de vitalidad de la herida con la infiltración hemorrágica de los bordes y el tacto friable de la zona.
3.- Trombosis oclusiva de la arteria coronaria descendente anterior (T). Se aprecian placas (P) de ateroma, que circunscriben la capa media arterial, así como hemorragias intraplaca (H). 25x. Tricrómico.
4.-Area de rotura miocárdica. Trombo mural (TM) adherido al endocardio ventricular (flechas), afectado por un infiltrado inflamatorio leucocitario polimorfonuclear de varias horas de evolución. 100 x. Tricrómico
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