La ictericia es la coloración amarillenta de la piel, mucosas, órganos internos y de la esclerótica por el trasvase de los pigmentos biliares (bilirrubina y biliverdina) desde la sangre hacia los tejidos corporales, concretamente de bilirrubina, en estados que cursan con hiperbilirrubinemia (a partir de 34 mmoles/L o 2 mg/dl de bilirrubina total en el suero). La diferente tonalidad cromática que adopta es útil para establecer el diagnóstico diferencial entre diferentes tipos de ictericia:
1 – Ictericia rubínica.- Se trata de una ictericia de tipo rojizo, casi siempre de origen hepatocelular.
2 -Icteria melanínica.- De color olivácea oscura (ictericia negra). Se trata de una ictericia, de tipo obstructivo, de larga evolución, con oxidación de la bilirrubina.
3 – Ictericia verdínica.- Es un estadio de la ictericia, subsiguiente a la ictericia rubínica, en la que la coloración de la piel mantiene un tono verdoso, resultado de la transformación oxidativa de la bilirrubina a biliverdina en los tejidos, o bien en la bilis estancada (ictericia colestática).
Se trataba de un cadáver de mujer, de 63 años, afecta de una colestasis extrahepática, por obstrucción de la vía biliar debida a un cáncer de cabeza de páncreas (cáncer periampular).
Los trombos agónicos se pueden formar rápidamente, a medida que disminuye la circulación de la sangre, inmediatamente antes de producirse la muerte. Macroscópicamente son de color amarillento o rosados, con superficie brillante y aspecto fibroso. Este tipo de trombos agónicos se originan en el vértice del ventrículo, al que se encuentran unidos, y pueden extenderse hacia la arteria pulmonar o aórtica, a través de los orificios de las correspondientes válvulas. Microscópicamente están formados, en su mayor parte, por plaquetas y fibrina, la cual se separa del lento flujo de sangre que se produce momentos antes de la muerte. Son más abundantes en el ventrículo derecho pero pueden producirse en ambos.
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